Según un estudio realizado por la Universidad de Grenoble, Francia, los videojuegos violentos producen comportamiento agresivo al usuario y los efectos aumentan con el tiempo en el comportamiento de los jugadores. El experimento demuestra que los efectos son –acumulativos- y que pueden ser –relativamente duraderos-. El profesor de la universidad de Grenoble mencionó que es el primero del mundo que estudia de forma experimental los efectos a largo plazo de los videojuegos violentos.
Para llegar a esta conclusión, los especialistas trabajaron con 70 jóvenes que jugaron videojuegos violentos y no violentos durante 20 minutos, luego se les pidió que leyeran una historia que ponía en escena una situación de –conflicto potencial- con el que debían imaginar una reacción de los protagonistas. Según informa AFP, los estudiantes que jugaron a un videojuego violento esperaban que estos adoptaran un comportamiento más hostil y agresivo que los que jugaron a un videojuego no violento.
Además de esta descripción del comportamiento ante determinadas situaciones, los estudiantes participaron en una competición con otros estudiantes al que podían castigar infligiéndole un impacto sonoro. Aquellos que habían jugado a un videojuego violento hacían más daño a sus adversarios. Además de esta observación, en ambos casos, la tendencia constatada el primer día se acentuaba los días siguientes.
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Debemos tener en cuenta que los videojuegos pueden ser instructivos. Existen cientos de juegos didácticos que pueden ayudar a los hijos y estudiantes a desarrollar su capacidad de aprendizaje a través de actividades que no requieran necesariamente violencia o agresión.
Estos son los 7 aspectos que son afectados:
Los efectos de los videojuegos violentos en el comportamiento humano pueden variar según cada individuo y las circunstancias específicas, pero aquí hay siete puntos clave a considerar:
- Agresividad: Existe evidencia que sugiere que la exposición prolongada a videojuegos violentos puede aumentar la agresividad a corto plazo. Algunos estudios han encontrado que los jugadores pueden mostrar un aumento en comportamientos agresivos, como la ira y la hostilidad, después de jugar videojuegos violentos.
- Desensibilización: La exposición repetida a la violencia en los videojuegos puede llevar a la desensibilización emocional. Los jugadores pueden volverse menos sensibles a la violencia y mostrar una disminución en su respuesta emocional negativa hacia situaciones violentas tanto en el juego como en la vida real.
- Cambios en las actitudes: Los videojuegos violentos pueden influir en las actitudes y creencias de los jugadores sobre la agresión y la violencia. Algunos estudios sugieren que los jugadores que se exponen a contenido violento pueden desarrollar actitudes más permisivas hacia la violencia y una disminución de la empatía hacia las víctimas.
- Imitación de comportamientos violentos: Los videojuegos violentos pueden presentar modelos de comportamiento agresivo que los jugadores pueden imitar en la vida real. Esto es especialmente relevante en el caso de los niños y adolescentes, que están en una etapa de desarrollo y pueden ser más susceptibles a la imitación de lo que ven en los medios.
- Disminución de la prosocialidad: Los videojuegos violentos pueden reducir la disposición de los jugadores a participar en comportamientos prosociales, como ayudar a otros o mostrar empatía. Al centrarse en la violencia y la agresión, estos juegos pueden generar un enfoque más egoísta y disminuir la preocupación por el bienestar de los demás.
- Afectación del rendimiento académico: El uso excesivo de videojuegos violentos puede tener un impacto negativo en el rendimiento académico. Los jugadores pueden descuidar sus responsabilidades escolares, como hacer las tareas o estudiar, lo que puede afectar su desempeño académico y su capacidad para concentrarse en otras actividades importantes.
- Cambios en la percepción del mundo real: Los videojuegos violentos pueden distorsionar la percepción de la realidad de los jugadores. Pueden generar una visión sesgada de la sociedad y aumentar la creencia de que el mundo es más violento y peligroso de lo que realmente es, lo cual puede influir en la forma en que interactúan con su entorno.
Debemos considerar que estos efectos no se aplican a todas las personas de la misma manera, y existen otros factores que también influyen en el comportamiento humano, como el entorno social, la educación y las experiencias personales.
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